Tercera entrega de nuestro viaje a Kioto, donde os contamos más templos, jardines, gastronomía y sake.
Miles de torii milenarios de color anarajado bajo los que dar un paseo muy especial.
3. Empieza el tercer y último día en Kioto. No os habíamos contado en los anteriores posts (primer día / segundo día) que en el hotel teníamos un onsen, un baño público tipo spa, para darte un baño caliente desnudo. No vale para los que lleven tatuajes :-P. Y tampoco os habíamos comentado que el baño de nuestra habitación, aunque pequeño, era la pera. Una ducha tecnológica y para "tirar de la cadena" (y varias opciones más), el artilugio más comprensible de los vistos en estos días por el país. En algunos establecimientos, reconocemos que no fuimos capaces de ponerlos en marcha. Igual de tanto darle a esos botones en clave acabábamos por desactivarlos :-D. Ah, y por la mañana al sentarte en el inodoro de nuestra habitación, el asiento estaba calentito... 
Empezamos el día con un buen desayuno en un bar de la calle de nuestro hotel. Unos estupendos udon (fideos frescos gruesos) en sopa, con huevo, qué ricos. Agua gratis, como en todos los establecimientos visitados; en algunos también te dan gratuitamente té. Como veis, seguimos en otro mundo. 
Como veis en la esquina derecha, hay varios tipos de fideos. Suelen ser frescos e incluso en algunos locales vimos como los hacían ellos mismos. En general se ve udon (fideos gruesos de harina de trigo) y shoba (fideos más finos oscuros, de trigo sarraceno). Están buenísimos los dos.
Los japoneses hacen un ruido increíble cuando comen fideos. Los sorben estrepitosamente. Parece ser que cuanto más sorben, más muestran lo ricos que están. Preparen sus oídos. Nosotros lo intentamos pero salían ruiditos de ná. Habrá que volver para practicar más.
Después de forrar el estómago, nos vamos a por nuestro primer objetivo del día: el santuario Fushimi Inari, uno de los lugares imprescindibles en Kioto. Se llega con el tren de la línea JR Nara. Nos gustaría explayarnos pero no podemos excedernos con los textos así que os recomendamos la lectura de este post, donde lo explican estupendamente. Resumiendo, es un santuario sintoísta Patrimonio de la Humanidad. Tiene unos 4 km de caminos bajo una especie de pasadizo formado por las miles y miles de puertas torii. Estas puertas milenarias, de un color entre rojo y naranja que se supone es el color del sol, son donaciones de comerciantes que las ofrecen al dios Inari, dios de las cosechas (especialmente de arroz), símbolo de prosperidad. Y en cada columna hay inscripciones grabadas por las empresas o familias donantes y el año de la donación. 
En este templo hay numerosos senderos que llevan a otros pequeños santuarios. Nosotros no subimos hasta la cima y tomamos uno de estos para volver, el de Yotsutsuji. Son maravillosos. Encontraréis muchas figuras de animales, sobre todo de zorros (kitsune), que son los mensajeros del dios Inari. Se ven muchas ofrendas, plegarias y amuletos. Fue un paseo muy especial.
La ceremonia previa a la oración consiste en echar una moneda como ofrenda, tocar la campana para saludar al espíritu, inclunarse dos veces y también aplaudir dos veces.
Una vez terminada nuestra visita a este santuario, nos dirigimos al templo de Sanjusangendo, un peculiar templo budista, el edificio de madera más antiguo de Japón. En su interior (que no se puede fotografiar) hay 1001 estatuas de Kannon, la diosa budista de los mil brazos, talladas en madera y cubiertas de oro. Tienen también un pequeño pero bonito jardín. Recomendable. 
Como siempre, encontramos parejas vestidas de forma tradicional posando y paseando por los monumentos de la ciudad.
Desde allí nos fuimos al templo Kiyomizu dera (El templo del agua pura) en el distrito de Higashiyama. Es uno de los lugares más famosos de Kioto, el templo por excelencia aunque en realidad, más que un templo, es un conjunto de templos y recintos religiosos, Patrimonio de la Humanidad. El principal, está apoyado sobre pilares de madera de 13 metros y desde la terraza hay una bonita vista de Kioto. Durante nuestra visita estaba de obras así que no pudimos apreciar esa fachada en todo su esplendor. Aún así, todo este conjunto impacta. También hay una serie de cascadas y se dice que tomar el agua de los tres chorros (con unas tazas de estaño) da salud, longevidad y éxito. Un, cómo no, precioso jardín, una pagoda y muchos ritos pues es un lugar de peregrinaje. Aquí tenéis más información 
Toca seguir moviéndose por la ciudad y ahora nos vamos a Nanzen -ji un complejo lleno de verde, el templo principal y sus subtemplos, jardines relajantes y con un precioso acueducto de ladrillo. Más información aquí (EN). Algo que no hicimos pero que es recomendable es subir a la puerta Sanmon para tener buenas vistas. Este recinto conecta con el Camino del Filósofo y el Ginkakujicho - Pabellón de Plata, que son nuestros siguiente objetivos. Puede hacerse andando, son unos 2 km visitando jardines, puentes y templos muy recomendables, entre ellos el Eikan-do.
Nosotros fuimos andando pasando por una calle residencial, más o menos paralela al sendero del filósofo, con un aire de barrio poco turístico, muy japonesa, con bonitas casas modernas y no, y donde nos topamos con el edificio de la Sumitomo Collection, una fundación con una colección de arte de artículos de bronce antiguos de China, vajillas, monedas, estatuas de Buda y con un jardín que merece la pena ver (no hace falta entrar en el edificio para verlo, está a pie de calle). 
En esta calle también encontramos una taberna muy auténtica atendida por un viejito encantador y diligente donde nos tomamos una buena sopa de fideos udon y pollo para reponer fuerzas para seguir periplo. Difícil recordar el nombre del local. Sorry. Pero hay varias y en el Camino del Filósofo, muchos lugares.
De ahí nos adentramos en el Camino o Paseo del Filósofo, (post muy interesante, pinchad). Es un recorrido a la vera de un canal, un lugar encantador lleno de árboles (variados pero con cerezos a mansalva, si tuvierais la suerte de visitar Japón durante la época de su floración, será un paseo espectacular), vida, tiendas y locales. Este paseo parece ser que lo hacía a diario el filósofo japonés Kitarō Nishida, de ahí su nombre.
Hay también muchos puestos y pastelerías
Después del recorrido llegamos a Ginkakujicho, el Pabellón de Plata. Es uno de los lugares más visitados de Kioto pero no estaba muy atestado. Se hizo a semejanza del Pabellón de Oro pero quedó sin recubrir. No se puede visitar por dentro pero es un lugar maravilloso que merece totalmente la pena. Templo budista zen, con un espectacular jardín. Como habréis visto en las muchas fotos publicadas en este relato y el anterior, los jardines japoneses son "naturalezas en miniatura", representan el cosmos a través de rocas, islas, puentes, vegetación, dispuestos de forma asimétrica. Hay varios tipos: de paseo (con estanques, senderos), de té (piedras sobre musgo que conducen al lugar) y de contemplación (también conocidos como Zen. Son jardines secos y la arena rastrillada representa al mar y sus ondulaciones). El jardín de este templo es una joya. 
Uno de los pinos que se ve en la parte central de esa colina es uno de los tres supervivientes del bombardeo de Hiroshima.
Después de esta intensa aventura, nos volvemos al ambiente mundano del centro y de Gion, a pasear por sus bonitas calles, tomarnos unos sakes y probar, que ya va siendo hora, el sushi. 
Te quedarías horas viendo este escaparate donde se fabrican los dulces de la casa pero hay que ir a comer algo, que llevamos 20 km a pie en el cuerpo...
Y lo hicimos en este local, con una larga barra en U, codo con codo, nos tomamos esto que veis. Servidora tiene alergia al anisakis y esto limita mucho a la hora de tomar estas preparaciones... Pero también hay makis vegetales con verduras o algas o las socorridas y buenísimas huevas de salmón o bacalao.
Por cierto, sushi es en realidad la forma de preparar el arroz. Si va envuelto en rollo en alga nori es maki sushi, si tiene forma de cono es temaki. Nigiri es arroz y pescado crudo, sin alga y sashimi es solo pescado crudo, así que no es sushi porque no lleva arroz. Así que lo correcto sería decir que tomamos makis y nigiris ;-).
Nos vamos a tomar unos digestivos sakes y, además del encantador sake bar que os comentamos en el primer post (primer día ) Ibushigin kazuya, que visitamos varias veces a lo largo de nuestra estancia (para alegría del encargado, muy amable y con buen inglés) también descubrimos este otro cerca del hotel: Masuya Saketen. También enorme variedad de buenos sakes y unas bolas de arroz frito deliciosas. Pena que fuera el último día en la ciudad... 
Hora de retirarse, no sin antes zamparnos otro bollo delicioso de mantequilla en un puesto de la calle de nuestro hotel, calle Kawaramachi. Mañana muy temprano sale nuestro tren para Tokio. Sayonara Kyoto!
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